La dermatitis atópica es una enfermedad crónica que afecta a la piel. Se caracteriza por presentar una piel seca que se inflama con frecuencia, lo cual produce un intenso picor y un rascado que facilita la infección.
Atopia quiere decir fuera de lugar. Es una enfermedad relativamente frecuente, no contagiosa y en la mayoría de los casos benigna. Su evolución es larga, cursa con recaídas y se alterna con períodos de remisión.
Concretamente, se trata de una alteración de la barrera hidrolipídica de la piel, encargada de regular la pérdida de agua e inhibir la absorción de sustancias indeseables. Hay una alteración del sistema inmune: el alérgeno no se elimina correctamente, lo que propicia la reacción alérgica, el prurito y la cronificación de las lesiones (sustancias alergizantes: polvo doméstico, ácaros, pelos...). Como consecuencia, hay una sobreinfección cutánea: estafilococos dorados (93% en la piel enferma y 76% en la sana).
La atopia engloba a un grupo de enfermedades alérgicas que pueden afectar a varios miembros de una misma familia. Los pacientes con dermatitis atópica tienen, con frecuencia, familiares que sufren de asma, rinitis alérgica o fiebre del heno.
La enfermedad aparece a cualquier edad, pero sobre todo en la infancia y en la adolescencia. Las lesiones pican mucho. Aunque se cura con el tiempo (antes de la adolescencia), puede durar varios años. Los pacientes son muy susceptibles a las infecciones por virus, como el herpes simple, la varicela y el herpes zona, por lo que deben evitar el contacto con personas que padezcan estas enfermedades, ya que si las contraen son más problemáticas de lo habitual. Los pacientes con dermatitis atópica son también muy propensos a desarrollar reacciones alérgicas a la penicilina, sueros extraños y ciertos medicamentos, por lo que la administración de dichos medicamentos debe discutirse con su dermatólogo.
Forma de lactante
Se da a partir de los tres primeros meses de vida. Puede apreciarse un enrojecimiento ‘húmedo’ de las mejillas y la frente. También afecta al cuello y la parte superior del tórax. La enfermedad desaparece por sí sola en un 50% de los casos.
Forma infantil
La dermatitis es exudativa y costrosa, y el picor desesperante. Se localiza en la cara y el cuero cabelludo, aunque con frecuencia aparecen manchas en otros sitios. El picor puede alterar el sueño del niño, que se rasca y llora. La mitad de los niños se recupera de la enfermedad antes de los dos años, pero en otros niños la enfermedad se cronifica y la piel se vuelve seca, parduzca, escamosa y gruesa. La enfermedad puede desaparecer en esta fase en un 50% de los casos.
Forma juvenil y del adulto
Se inicia a partir de los 12-14 años. La erupción se localiza en los pliegues de las extremidades, huecos de los codos y rodillas, cara, cuello y tronco. La piel pica terriblemente hasta el punto de que los pacientes se rascan hasta hacerse sangre y costras. En esta fase, suele desaparecer en un 75% de los casos.
La duración y las molestias que produce la dermatitis atópica pueden reducirse considerablemente siguiendo un adecuado tratamiento y cuidado de la piel.
-Alimentación: Hay que evitar los plátanos, fresas, fresones, chocolate, naranjas y tomates, además de los alimentos que se observe que agravan la enfermedad cuando son ingeridos por el niño.
-Ropa: Evite las prendas de lana. Se aconseja prendas de algodón. La ropa nueva debe lavarse antes de ponérsela al niño. Para el lavado de la ropa no emplee detergentes fuertes, ni suavizantes y aclare bien. Evite la ropa ceñida.
-Habitación: No debe haber polvo (contiene ácaros que agravan el eccema). No debe haber en la habitación alfombras ni cortinas de lana, que a ser posible serán acrílicas. Además, evite los muñecos de peluche y las plantas.
-Ambiente: En la casa y en los lugares donde el niño juega no debe haber plantas que den flores, así como tampoco deberá frecuentar jardines en épocas de polinización. Evite los animales domésticos (gatos, perros y pájaros).
-Sol: Utilice fotoprotectores de pH neutro. Evite exponer el niño al sol entre las 11 y las 3 de la tarde.
-Higiene: Las uñas deben estar cortas y limpias para evitar la infección de las lesiones por el rascado. No emplee colonias ni jabones normales para la higiene corporal. No abuse de los baños. En general, la frecuencia del baño es de 2-3 veces a la semana. Es mejor el baño antes o después de la cena o al menos 1 hora antes de acostarse. El agua no debe estar muy caliente. A veces es mejor la bañera que la ducha. Emplee jabones suaves de pH neutro y jabones sin detergente. Tras el baño es aconsejable emplear como lubricante una leche corporal de pH neutro. Si se baña en piscinas, hay que ducharse después.
-Rascado: Evite rascarse, ya que detiene la cicatrización de la piel. Evite los cepillos de baño y utilice una esponja suave. Para reducir el picor se le puede recomendar medicamentos. Si el picor es muy fuerte aplique sobre las lesiones paños fríos durante 2 minutos 2-3 veces. Si no se alivia, pruebe con paños calientes o alterne paños fríos y calientes. Las cremas de cortisona se prescriben para reducir la inflamación y el picor.
-Otros consejos: Evite los cambios rápidos de temperatura (pasar de una habitación fría a otra caliente) y cualquier ejercicio violento que provoque sudoración. Un clima caliente y seco es lo más aconsejable. Si aparece exudación o costras acuda al dermatólogo.
Principios activos
-Niacinamida (Complejo lipídico): Induce al incremento de los principales componentes de la barrera de protección de la piel. Aumenta los lípidos, proteínas y queratina y recompone el manto lipídico de la piel atópica. Reduce la pérdida de agua transepidérmica, mejora la función barrera y la actividad antimicrobiana de los lípidos.
-Ácido tranexámico (T-AMCHA): Inhibe la urokinasa y evita la formación de plasmita. Previene la proliferación anormal de queratinocitos (hiperplasia epidérmica), la sequedad de la piel y consigue la reparación de la función barrera del estrato córneo.
-Ácidos boswélicos: Hidratantes. Inhiben la 5-lipoxygenasa.
-Ácido glicirretínico: Agente con propiedades antisépticas y efectos antiirritantes y calmantes. Inhibe la 11-hidroxiesteroide, enzima que cataliza la conversión de cortisol a cortisona.
-Proteínas lácteas: Modulan la respuesta inmune (IL-8). La interleucina 8 (IL-8) es una citoquina de naturaleza proinflamatoria.